Según Aceves (2010), es evidente que
hoy día la sociedad se está transformando constantemente, y que estos cambios
se hacen cada vez más rápidos, afectando sin lugar a dudas el orden social,
político, técnico y que las empresas que no se anticipen a los cambios tenderán
a desaparecer.
Lo planteado hace que las
organizaciones utilicen la planificación estratégica para “establecer las
estrategias como base para buscar el crecimiento real de las organizaciones”
(Gallardo, 2012, p.3), dejando atrás el enfoque del sólo uso del plan de
negocios.
Para Gallardo (2012), todas las
empresas cuentan con una estrategia, ya sea ésta planteada de una manera formal
o informal, sin embargo no todas obtienes los resultados esperados.
En tal sentido, las empresas
requieren de una herramienta que le permita evaluar y conocer de una manera
sistemática el rumbo de una organización, y sin lugar a dudas esta herramienta
lo constituye la Administración Estratégica.
El propósito de la Administración
Estrategia es “contribuir a que la organización seleccione y constituya sus
intereses de manera que se mantenga sana a pesar de posibles sucesos
inesperados, poco favorables, en cualesquiera de sus actividades especificas o
líneas de negocio” (Gallardo, 2012. p.24).
De acuerdo con Gallardo (2012), la
administración estratégica contempla dos grandes procesos que son la
formulación estratégica y la ejecución estratégica.
• La formulación
estratégica permite establecer las bases estructurales de la organización, así
como el análisis del entorno, y el establecimiento de objetivos, metas y
estrategias a seguir
• La ejecución
de la estrategia se refiere al establecimiento de los medios para asegurarse la
ejecución exitosa de la formulación estrategia.
En el proceso de ejecución de la
estrategia se contempla la planeación operativa, que constituyen las
actividades tendientes a implantar las estrategia, a evaluar y a establecer los
controles estratégicos, sin lugar a dudas que una de las herramientas que
permite traducir de una manera simple y sencilla la estrategia en acción
(Gallardo, 2012).
Aceves (2010) también coincide en
que el modelo de planeación estratégica consta de las etapas, filosófica,
analítica, operativa y de la implantación de los planes operativos, que por lo
general se realiza a través de una herramienta como el cuadro de mando
integral, que facilita el proceso de convertir esta estrategia en objetivos que
se puedan cuantificar.
Por otro lado, Kaplan y Norton
(2009), sostienen que el cuadro de mando integral llenará el vacío existente en
los sistemas de gestión, que es la falta de un mecanismo que ponga en práctica y
evalué la estrategia, mediante un conjunto coherente de indicadores financieros
y no financieros. “El cuadro de Mando Integral proporciona una estructura para
transformar una estrategia en términos operativos” (p.27).
En síntesis, todos coinciden que hoy
se hace más necesario que toda organización lleve a cabo un proceso de
planeación estratégica, más allá de sólo un plan de negocio. Este proceso de
planeación estratégica involucra las actividades de la formulación, la
ejecución de la estrategia y la planeación operativa. El estudio que se propone
desarrollar se fundamentará en la herramienta de gestión Balance Scorecard como
elemento de la planeación estratégica.
Ahora bien no todas las
organizaciones, alcanzan el éxito esperado, atribuido en gran parte este
fracaso no sólo a entornos turbulentos, sino también a la mala implementación
de su estrategia (Gallardo, 2012).
En este sentido el (SELA, 2010,
pag.6), plantea que “Esta necesidad requiere el desarrollo por parte de los
empresarios de una visión estratégica, que de forma sistemática y aún con
cierto grado de empirismo, haga un ejercicio prospectivo que contribuya a predecir
los cambios futuros, permitiendo plantear diversos escenarios para los cuales
debe contarse con estrategias respectivas para cada caso.”
De acuerdo a Godet (2007, p.13), “en
un mundo en mutación donde las fuerzas de cambio están revolucionando los
factores de inercia y los hábitos instalados, se impone un esfuerzo creciente
de prospectiva (tecnológica, económica y social) a la empresa para dotarse de
flexibilidad estratégica, es decir para reaccionar con flexibilidad manteniendo
su rumbo".
La prospectiva es una reflexión para
iluminar la acción presente con la luz de los futuros posibles, es decir que la
prospectiva es el arte de construir un futuro y no de esperarlo para actuar de
manera reactiva ante él (Godet, 2007).
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